17 de octubre de 2013

Que yo no estoy hecha para la gente.

Una de las cosas que más me joden de la gente es esa manía que tienen de salir por la noche. No me refiero a salir a dar un paseo por la noche, eso me habría encantado; puede que incluso hasta me hubiese reído o tenido una de esas escenas de peli ochentera en la que un grupo de jóvenes chilla y hace el imbécil y dice que es libre y todo ese rollo transgresor. Me refiero a salir por la noche, beber, enseñar más carne que cerebro y acabar vomitando en un cuarto de baño cutre con mensajes feministas que ni dios mira. Que, oye, incluso si mi vida fuese así, de vomitar y drogas y tal, pues me parecería interesante. Pero eso de salir a beber no. Qué asco me da el alcohol, en serio.
Y, claro, si sales por la noche y pretendes no beber pues mal vas, mal mal.
Lo peor es que mis amigos suelen salir a ligar y, bueno, ligan porque tienen labia y no son demasiado feos. Y yo me quedo en una esquina, apartada porque soy incapaz de mantener una puta conversación con toda esa música chabacana retumbando en los oídos. Y resoplo y quiero irme a casa, pero vivo demasiado lejos como para volver, los taxis me clavan y todo eso. Además, volver sola de noche siendo chica —aunque seas una ballena granuda es mala idea.
Si a mí me gustaría salir a un local que hay por aquí que se llama "El pony pisador", como el de El señor de los anillos. Ponen música decente y, contrariamente a lo que se suele pensar, la gente sabe mantener una charla en la que aparenten tener más de dos neuronas. Pero no, porque mis "amigos" prefieren salir por locales de perreo y bebida.
Y eso es horrendo y me da mucho asco.
Muchas veces finjo que estoy enferma, que tengo cosas que hacer o, si tengo la confianza suficiente, digo directamente que no me apetece una mierda salir. Claro que se suelen tomar mal esas cosas. Aparte, la gente con la que se juntan mis amigos me cae mal, en realidad hasta algunos de mis amigos me caen mal y me dan ganas de mandarlos a la mierda. Aguanto por tradición y porque me hace cierta gracia la gente con problemas psicológicos del palo de los que tienen estos, aunque ninguno lo admita.
Que, resumiendo, hoy debería salir y no sé qué haré con mi vida porque seguramente acabe de nuevo aburrida en una esquina muerta del maldito asco. Así o metiéndome un par de rallas tras la tarima del "Apolo". Y ya no sé qué es peor.
C. suele decir que soy una persona que no debería juntarse con otras personas. Pero él es una persona, después de todo, y me junto con él.
      {Quizás es por eso que todo empieza a tener sentido}.

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