18 de enero de 2014

Morder los limones y yo

—Ey, ¿los limones también cagan?
Su me miró como si estuviese loco y yo no le vi por ningún lado la lógica a su reacción.
—Piénsalo. Por alguna parte tendrán que expulsar todo lo que comen.
—¿Lo que comen?
—Claro, no van a vivir del aire, ¿no?
—En realidad creo que sí lo hacen.
Me sorprendí tanto que se me escapó un poco de meado de las ganas que me llevaba aguantando durante cosa de una hora.
—Estás de coña.
—No. Se llama fotosíntesis.
—Estás de coña —repetí, todavía más convencido—. Fotosíntesis es eso de tener miedo a salir a la calle.
Su resolvió que estaba equivocado en tantos niveles que no se molestaría ni en tratar de corregirme. En lugar de eso asintió y me dejó seguir con mi filosofía.
—¿Entonces cagan o no?
—Creo que no.
—¿Hay un supermercado cerca?
A los diez minutos aparecí con una bolsa de limones en brazos.
—¿Tienes un cuchillo o algo a mano?
Podría parecer una pregunta estúpida y sin sentido, pero Su sacó del bolsillo interior de su chaqueta una pequeña navaja de envoltorio rosa. La cogí, sorprendido, y enarqué una ceja.
—No te pega —comenté, abriendo la red que envolvía los limones.
—¿Llevar una navaja?
—No, lo del rosa.
Saqué uno de ellos y lo inspeccioné con cuidado, no encontré rastro alguno de orificio anal, lo que resultó ser una decepción mayor de la esperable. Lo partí entonces a la mitad y me encontré con que contenía varias semillas.
—¿Crees que esto es la mierda? —pregunté, enseñándoselas a Su.
Ella negó.
—Creo que son los fetos.
—Ugh.
Apreté el medio limón que le había enseñado y me quedé observando cómo las semillas caían hacia afuera, atravesando el jugo con un “ploff” interesante que me recordó al “ploff” que hace la mierda cuando cagas, haciendo salpicar al agua hacia arriba —hasta rozarte las pelotas en un festival de lo asqueroso—. Nunca había estado en un parto, así que no sabía si el bebé también saldría rozando los huevecitos. Luego me di cuenta de que las mujeres no tenían huevecitos y me dije que las semillas no eran los fetos, sino los zurullos. Estaba más que claro por mucho que Su dijese lo contrario.
Cuando me miré la mano la tenía como con purpurina dorada, lo que me hizo sentirme una top model temporalmente.
—Oye, Su, ¿crees que sería guapa?
—¿Qué?
—Si fuese mujer —aclaré, con tono de obviedad—, ¿crees que sería guapa?
Se encogió de hombros.
—¿Cómo lo voy a saber?
—Venga, échale imaginación.
—¿Cómo sería yo si fuese un tío? ¿Estaría bueno?
—No soy maricón —me vi obligado a aclarar.
Ella se rió sin querer.
—Sé que no.
«Sabe que no», pensé como victoria secreta, apuntándome un tanto.
—¿Entonces yo sería guapa?
—No soy lesbiana.
—¿Pero sería guapa o no?
—Yo qué sé. Serías del montón.
—¿Pero del montón de guapas o del de las feas?
—Del montón a secas.
Suspiré con resignación.
—Pues vaya.
—Pásame eso.
Me pidió, señalando la otra mitad del limón que todavía no había tirado. Se lo lancé y lo cogió al vuelo, mordiéndolo.
Yo puse cara de asco y reprimí todos los “ughs” que se me amontonaban en un intento inútil de conservar mi masculinidad.
—¿Por qué cojones haces eso?
Ella tragó el zumo sin inmutarse.
—Me gusta.
—¿Por qué?
—Me arranco las pieles de los labios así que los tengo siempre rotos. El limón es ácido, hace que queme cuando lo muerdo.
—Joder, Su, eso es muy masoquista.
—No lo es.
—Lo es.
—¿Pega conmigo?
—Más que el rosa sí.

2 comentarios:

  1. OH NO NICK ACABA DE PROVOCARLE UN ABORTO AL LIMÓN, VIGILA O VENDRÁN A DETENTERTE O ALGO ejemvaleestonohasidoserio

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. MID, TE QUIERO TANTO QUE PIENSO HACER UN RELATO SOBRE ESO xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
      (no había caído en lo gore de la situación)

      Eliminar